Este viaje contó con recorridos guiados por arquitectos de la Delegación Chiloé del Colegio de Arquitectos, los que orientaron y permitieron al grupo definir cuál será el proyecto que se desarrolló al final de la semana. Y si bien, tuvieron a Castro como eje central de esta experiencia, conociendo el Centro Cultural, la Iglesia San Francisco, la calle Blanco, el borde costero, los palafitos, y el MAM, también pudieron viajar a Dalcahue, conociendo también el borde costero de la ciudad y el pueblito de San Juan, con sus carpinteros de ribera. Igualmente viajaron a Chonchi, recorriendo desde el eje central, hasta la costanera.
“En todas las zonas que hemos visitado hemos tenido la excelente disposición de diferentes arquitectos que nos han ido explicando y entregando información relevante para el trabajo de los estudiantes”, explicó Carla Cáceres, quien junto a Hans Cristiansen son los profesores que acompañaron al grupo, y Pilar Barraza, alumna ayudante del ramo de Taller.
El Borde Costero de Dalcahue fue finalmente el punto que más llamó la atención del grupo, decidiendo desarrollar un proyecto en la zona que va hacia la plaza de la ciudad. “Quisimos descubrir una estructura pregnante a las formas de Chiloé y su origen, que es de mar a tierra”, indicó la docente.
“Ha sido una experiencia muy bonita y hemos tratado de aprovechar esta oportunidad al máximo. Las charlas con los arquitectos y conocer la madera de una forma muy crítica, cómo funciona como un material con todas sus propiedades y también con todas sus dificultades. También ha sido maravilloso conocer esta cultura, que tiene sus necesidades y fortalezas, y es tan diferente a vivir en el norte, y destacar la disponibilidad de los arquitectos para informarnos y contarnos cómo se trabaja en Chiloé”, comentó Nicolás Concha, uno de los 32 estudiantes de segundo año que llegaron hasta el Archipiélago.